viernes, 18 de septiembre de 2009

De visita al hogar


Me di cuenta que todavía no puedo llamar hogar a mi destierro. Comenzando porque no somos dueños de la casa en que en la actualidad habitamos. Tal vez muchos suizos si sientan como su hogar la casa que rentan, pero yo estoy formateada a la mexicana y eso me cuesta trabajo.

Después de tanto tiempo de ausencia saltan a la vista errores que antes no veía, que las paredes no están perfectamente blancas, que las esquinas no son perfectamente rectas, que los contactos no son de alta seguiridad, y que existe el polvo aunque barran y trapeen tres veces por semana...

Lo que amo es sentarme en esta mesa donde hace 20 años hacía mis tareas de Español, Matemáticas, Ciencias Naturales... el reflejo en la ventana, la lampara de colores que siempre estuvo ahí como un simbolo de que solo así se puede ser una cocina.


Después de las ausencias resaltan las cosas, los erroes pero también sabe más la comida, el fuerte y profundo sabor de los duraznos pequeños, criollos, que ningún durazno europeo o norteamericano logrará tener porque ellos, los duraznos extrangeros, se reducen a uniformidad en forma y tamaño, a falta de "mallugaduras" de errorcitos o pecas... pero no logran el sabor.

Me voy, a dormir en mi cama dura con base de tabla y colchón de 5 cm de grueso. Solo ahí me siento bien descansada.